6 medidas para salvar el Estero Salado

Sembrar en el estero 1. Para la bióloga Beatriz Pernía, docente de la facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil y miembro del Instituto de Investigaciones de Recursos Naturales del campus, y Xavier Salgado, fundador de la organización Medio Ambiente Sustentable, la reforestación del manglar es una de las medidas más viables que existen para revivir, oxigenar y descontaminar el Salado de una forma natural y, hasta cierto punto, económica. Se debe hacer con mangle rojo, que propicia la recuperación del ecosistema y sobrevive en suelos inundados. Desde el 2011, el proyecto Guayaquil Ecológico del Ministerio del Ambiente ha realizado varias jornadas de reforestación en diferentes tramos de las riberas de este brazo de mar. Los expertos aconsejan que sean permanentes. Nanotecnología 2. Otra de las medidas para descontaminarlo es utilizar tecnologías limpias, como la nanotecnología, técnica de purificación en la que a través de burbujas de oxígeno, por ejemplo, se va saneando de a poco el estero Salado y se eliminan contaminantes, tales como bacterias, metales pesados, entre otros, explica Pernía. El director de Ambiente del Municipio, Bolívar Coloma, dijo en una reciente entrevista que a finales de este año se prevé la implantación de un sistema de aireación forzada en un sector del tramo B -comprende desde el puente que une Urdesa con la Kennedy y llega a Miraflores- y que permitirá mejorar sus condiciones actuales con oxigenación. Educación y obras 3. Pernía y Salgado insisten en que las autoridades deben invertir más en campañas de capacitación con la comunidad. “Debemos llegar a los niños”, opina este último. “A ellos debemos hablarles sobre la importancia de nuestros ramales, sobre la historia y especies que allí vivían. Es importante hacerlo porque es a través de los niños que llegaremos a los padres”. También propone invertir en la construcción de más parques lineales y proyectos de turismo sustentable. Salgado considera que estos programas los incentivarán a proteger el Salado. “Si ven que las aguas están limpias y que la gente viene a visitarlos, los recorridos por las aguas se incrementarán, los puestos turísticos aumentarán. Y eso los motivará a trabajar, les generará dinero y por ende cuidarán lo suyo”. Se convertirán en guardianes civiles del Salado. Biorremediación 4. El epidemiólogo Luis Triviño, especialista en Salud Pública y exdirector del servicio de Malaria, asegura que existen bacterias y enzimas que pueden regenerar por sí solas el lugar, que limpian y digieren la contaminación. En algunos ecosistemas, asegura, existe evidencia de que la polución provocada por las aguas servidas y hasta por el petróleo ha desaparecido con el microorganismo, casi en su totalidad. La acción, que recomienda aplicarla “lo más pronto posible en Guayaquil”, ha impedido que se forme lodo o que este se pudra en el ecosistema y los suelos. FITORREMEDIACIÓN 5. Una medida adicional, apunta Triviño, es la fitorremediación, una técnica de descontaminación que actúa a través de ciertas plantas. Se puede absorber, acumular, metabolizar, volatilizar o estabilizar contaminantes presentes en el suelo, aire, agua o sedimentos. Como metales pesados, metales radioactivos, compuestos orgánicos y derivados del petróleo. Estas fitotecnologías restauran suelos y efluentes contaminados. Cuidar humedales 6. El biólogo Bruno Yánez, quien ha investigado durante años el golfo de Guayaquil y recientemente presentó un proyecto para que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declare a esta área Reserva de Biósfera, cree que la ciudad debe potencializar el cuidado de los humedales. “Son biorremediadores. Son respiradores naturales de las aguas. Depuran, transforman y limpian el agua. La mayoría está tapada”. Aconseja cuidar que los residuos se canalicen directamente a las plantas de tratamiento.

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